Según sus dueños y/o empleados pueden ser móviles, fijos, permanentes o esporádicos. Los showrooms nacieron para entregarse por completo al público y para amoldarse a sus creadores. Desde un diseñador de moda hasta un simple vendedor puede estar a cargo de este emprenddimiento. Algunos son simples trabajadores con una hábil técnica para vender y otros, como Fabiana Goldberg, tienen su sentido visual desarrollado al 100 por ciento para crear conjuntos. Goldberg confiesa que su labor, en gran parte, es observar.
Técnicas para vender
Otra estrategia es el cometario que depende de la atención que el local de indumentaria les brinde a sus compradores y de una imagen que es la sombra de quien lleva el timón del local. Aquí, además de ofrecer un refresco, es necesaria la buena atención. Estar atento al estilo del cliente y a aquello que le sienta bien, es parte del negocio. El simple hecho de vender pasa a ser historia y deviene en un deseo de querer que las personas, que lucen esas prendas, se sientan cómodas y con un buen look acorde a su estilo.
Otro de los negocios es, el ya nombrado, showroom. Consta de un pequeño departamento, de no más de tres ambientes, que además de sillones posee estantes y repisas. Una característica clave es la ubicación, por ejemplo el de Goldberg esta instalado en pleno barrio de Palermo. Allí se aloja la ropa que está en venta, y algunos aprovechan para mechar accesorios como lo son los collares, bolsos o anteojos. Lo más llamativo de la cuestión, es la fusión que se da entre las diferentes marcas que invaden los percheros del local. En este último emprendimiento, la intervención de socios y proveedores es notable. Sandra Bucchi es una de las proveedoras de Fabiana (ver recuadro).
Otros accesorios de negocios
Las formas de pago son más accesibles. Un matiz que en la actualidad no es poca cosa. "Para cobrar, en este caso, la confianza es primordial" dice Fabiana en el audio. Existen planillas que recuerdan lo que cada clienta debe pagar cada mes a través de una cuota en efectivo. Hay descuentos sobre los precios y algunos -showrooms- cuentan con tarjetas de crédito o débito como un servicio adicional para las clientas.
Distintas tramas de tela logran confabular un negocio que conjuga comodidad, calidad y estilo. Muchas mujeres, al igual que algunos hombres, buscan a la hora de vestirse consagrar su propia forma de vestir y los showrooms o los negocios de continuidad, lo logran. Un servicio que capta la atención de las mujeres, que a su vez son la costura principal para que la clave siga siendo consumir.