jueves, 17 de septiembre de 2009

El escocés: un estampado inmortal


Prendas de todas las marcas y gente de varias nacionalidades ocupan la 5ta avenida desde las 10 de la mañana. Allí las tiendas luchan para hacer más atractivo el espacio donde residen los modelos exclusivos y los materiales más caros. Un mundo donde los dólares desaparecen de escena ante la calidad y el encanto de retazos de tela unidos por modistos que heredan el poder de Coco Channel. Una ciudad donde la gente camina con zapatos costosos incorporando lo fashion a su estilo de vida. Así comienza el recorrido por Nueva York, la ciudad de las prendas y como rey el escocés.

Tartán como identificación, kilt como tradición y Highland dress como símbolo de autoridad. Una prenda cuyo primer uso data a fines del 1400 y no sólo es la mitad de la historia de Escocia sino que además invade gran parte de las vidrieras neyorquinas, argentinas y asiáticas. Nació por comodidad durante las guerras con Gran Bretaña, persistió para identificar clanes, fue prohibido y luego renació más elegante como prenda de lujo para la clase media y alta.

Bajando desde la 5ta al subte y haciendo 4 estaciones aparecen barrios como Meat Packing, donde residen los diseñadores novatos como Stella MCartney. El fashion district, a 10 cuadras de Time Square plagado de sederías y escuelas de moda, abunda de prendas a cuadros y rayas intercaladas entre sí. Por las veredas que forman Meat Packing, las jóvenes lucen la combinación de colores como el rojo, celeste y beige en la pollera de Benetton. Y por zonas de locales costosos, aparecen los rojos, negros y blancos de los trajes femeninos que se desparraman para marcar tendencia.

En Buenos Aires, quien tiene más antigüedad y técnica para expresar su conocimiento es Norma Tripicho, una modista de Florencio Varela que hace 38 años trabaja dándole vida a las telas. Ella nos dijo que hace muchos años que el escocés está de moda y no se cansa de aparecer.

En la Argentina, las vidrieras de las calles Florida o Santa Fe también lucen la tendencia cuadriculada. La dueña del local de telas Select ubicado en Avenida Santa Fe dice: “Si la moda europea lo impone lo traemos. Es imposible que no se consuma el escocés porque es un clásico”. Son muy pocas las marcas y los modistos que lo dejan afuera de su colección de otoño.

Un género textil que nació en la edad antigua coloreado con especias naturales como lo es el azafrán. Una tela a cuadros que, actualmente, parece manufacturada por la gran cantidad de prendas que se explotan con ese estampado. Una creación que contradice la definición de moda, de Channel- Courréges: “La moda destruye lo que acaba de adorar y adora lo que está a punto de destruir”. Excepto esta vez que adoró el escocés por siempre.

domingo, 13 de septiembre de 2009


Con viento, una mariposa moviendo sus alas y un campo plagado de flores color natural, comienza la producción del perfume Flora de Gucci. Su lanzamiento en Europa fue en Abril pero en Argentina apareció dos meses más tarde.


El video, que tiene el honor de presentar la nueva fragancia, tiene como protagonista a la modelo australiana Abbey Lee. La creación la encaró Chris Cunnigham resaltando el nombre de la esencia en todo momento. El espacio, donde se desencadenó el macking of, parecía opacado por el vestido que lucía Lee.


Las flores fueron colocadas manualmente una por una en el lugar. Las cámaras, al mando de Inez &Vinoodh giraban reconociendo el territorio que luego iban a filmar, los ayudantes maquillaban, explicaban el procedimiento y estudiaban cada movimiento de brazos que la cámara tenía que captar a la hora de grabar.


La modelo caminaba por el campo, que luego iba a pisar, estudiando el suelo. Entre risas y palabras, el director dio la orden para empezar. El primer segmento fue una prueba que ella realizó con ropa informal para luego colocarse el vestido apropiado e interpretar a una mariposa. La caída de la prenda no solo permitía jugar con el viento sino que además otros dos retazos de tela se entretenían con los brazos de la actriz.


Un hombre arriba de una escalera fue quien se encargo de que los pétalos volaran en el aire. Mientras la canción, versión disco, I feel love de Donna Summer acompañaba los movimientos corporales.


La fragancia está compuesta por varios tipos de flores: entre ellas predominan la Rosa y una flor de origen chino llamada Osmanthus quien la provee del halo frutal. El color del líquido hace alusión al champaña; mientras que el envase que lo contiene, un hexágono de cristal, es decorado con un moño negro con aplique dorado.


Según su creadora, Frida Giannini, el perfume es la hermana menor del producto Gucci de Gucci. Si bien el antiguo fue ideado para mujeres adultas e independientes, Flora tiene notas aniñadas y se inspira en las jóvenes.


Otro perfume para la colección de Gucci, una marca de alto rango europea que no solo sigue apostando al mercado de la mujer adulta sino que ahora se anima a las jóvenes.



viernes, 11 de septiembre de 2009

Crítica al libro "Biblioteca personal" de Jorge Luis Borges

Cualquiera que lea Jorge Luis Borges puede juzgar que en sus oraciones o si se quiere, más amplio, en sus textos hay cierto halo de grandeza en sus palabras. Esta característica puede interpretarse como soberbia o simplemente riqueza de lenguaje. Posiblemente, la toma de posición entre una característica y otra dependa de la sabiduría literaria que tenga cada uno de nosotros.
Esta descripción iba apareciendo en mi cabeza mientras curioseaba vagamente el libro de Marcos Mayer llamado: La tecla populista. Para presentarlo informalmente su tarea principal es crítico literario. Bajo el capítulo “Borges recargado”, el autor analiza a este dinosaurio “argentinius literarius” utilizando un aspecto disparador que dice: “Borges podía ser disfrutado y apropiado por cualquier sector ideológico”.
No hace falta gran carga horaria en la cátedra de historia para darse cuenta que detrás de las letras impresas de color negro hay, en los libros de Borges, cierta tendencia a lo conservador. Sin embargo, el recorrer con mis ojos “biblioteca personal” me hizo dar cuenta que él mismo contando anécdotas se desvía de ese duro rol (descripto anteriormente) para situarse en el de tío compinche.
Sin duda su brevedad sorprende y es inevitable no relacionarlo con el periodismo. Ni siquiera Mayer la evade. Aquella característica tan difícil de encontrar a la hora de escribir, Borges la tiene incorporada en su mano y su mente. Aquella que yo tanto busco y él la saborea contando en tan solo 28 renglones cómo era Fanz Kafka, en qué contexto vivía y cómo escribía.

Tierra y galope

La rotonda de la entrada, por la avenida Dardo Rocha, anunciaba un circuito que todos los vehículos deben cumplir para acceder al hipódromo. Los motores empezaban a rugir para conseguir lugar en el estacionamiento, la cabeza de los apostadores a parafrasear números y los cuidadores del parque, que rodea la pista, aprovechaban para sacar una buena tarifa con el pequeño artilugio de “yo le cuido el auto”.
24 minutos antes que empezara la carrera Kentucky Derby G1, televisada desde Estados Unidos en el hipódromo de Churchill Downs, ya se había cantado la largada en el hípico de San Isidro. Nueve caballos empezaban a marcar la tierra que se divisaba desordenada por galopes anteriores. Un césped verde intenso brillaba bajo los efectos de potentes reflectores que convertían al predio en una lucha de murmullos por adivinar el ganador del premio Forty Alondra 2002. El relato de la carrera actuaba como una suerte de música de fondo tras los alaridos de los jugadores que rodeaban las vallas de la línea de llegada.
“Peliala Faldero”, le decía un anciano, habitué del hipódromo, al jockey que, además de participar de dicha carrera, el viernes por la tarde fue polémica por calificar de injusto el resultado del Gran Premio República Argentina jugado en Palermo. El comisariato reconoció su queja y le otorgo el triunfo. Sin despegar los cuerpos de las butacas y los ojos de las pantallas, el sector de pago y venta de premios estaba plagado de gente que discutía sobre sus apuestas. Hombres de pelo blanco y anteojos con gran aumento dialogaban sin cesar mientras sus nietos aguardaban aburridos contra las columnas del lugar.
Los paneles de la pista, con diversos colores y letras que parecían escritas con estrás, anunciaban la hora de carrera, los premios y los caballos que competían. Al mismo tiempo, los cuidadores desfilaban junto a los equinos, con la gran tabla de fondo. Cubiertos por monturas de colores vivos y grandes números en sus lomos, se mostraban algunos nerviosos y otros pasivos a la hora de cargar con el corredor a sus espaldas.
Todo lucía como una puesta en escena donde no solo los caballos son los protagonistas sino que también su público. Mientras apreciaban la carrera, respiraban el aire con esencia a pasto recién cortado y ansiedad. Algunos optaban por pasar desapercibidos en las confiterías que ofrece el hipódromo, con vista a la pista y otras refugiadas debajo de ella con pantallas planas que permanecían cubiertas de huellas digitales de los apostadores. Los pisos yacían repletos de papeles alargados blancos y rojos que certificaban la apuesta y adornaban como guirnaldas voladoras el predio.
Todos parecían apostadores pero a la vez disimulaban serlo y como excusa sacaban fotos, tomaban mate o leían el diario. Pero, la verdad, es que al fin y al cabo no dejaban de estar pendientes de los resultados. El adicto al mate permanecía con la bombilla más de cinco minutos, el que sacaba fotos usa el zoom para ver con sus propios ojos la llegada y el lector posaba el diario sobre sus piernas para resguardarse del frío.
Para describir las tribunas del hipódromo nada mejor que imaginar un mar. La gran masa de gente que ocupaba butacas en las tribunas, o aquella que se quedaba pegada a las vallas, se levantaba y se amontona lo más cercano a los caballos cuando la carrera estaba por finalizar. Luego en forma silenciosa o alegre, dependiendo de los resultados, vuelve a su lugar. Al igual que una ola cuando hay viento, se expande sobre la orilla y luego vuelve a sumergirse en la profundidad.

Oscuridad y talento

Algunas ostras son capaces de producir perlas. Esto sucede cuando los sedimentos que contienen se confabulan para devenir, con el tiempo, en una piedra preciosa. Semejante es la trama de vida que, Gabrielle “Coco” Chanel, asumió con sus creaciones para convertirse en el brillante más preciado de la moda histórica mundial.
Momentos oscuros en su vida son representados en retazos negros que combinados con episodios de triunfo en blanco le dan origen a las prendas que todo hombre admira en la silueta de una mujer.
“El lujo es una necesidad que empieza cuando acaba la necesidad”, solía enfatizar Coco recordando su turbulento pasado y reflejando su exitosa actualidad. Increíblemente su niñez en el orfanato, luego de haber fallecido su madre y ser abandonada por su padre alcohólico, le otorgó sabiduría y gusto de aquello que en ese momento soñaba hilvanar y su realidad se lo impedía.
El jersey posiblemente no solo sea una clase de tela más en la vida de la diseñadora. Sino un gran tramado que supo acompañarla durante sus inicios. Misterio será quién fue la musa inspiradora en Chanel, sin embargo lo innegable es que supo relacionar la realidad de la época fabricando prendas cómodas.
Cada puntada dada en los talleres cercanos a su departamento en París transmitía una idea, un sentimiento o un odio. Confidente de sus materiales y enemiga de sus ricas clientas, aquella mujer que le puso fin a los bolsos de mano diseñó carteras con cadenas para que sean fáciles de transportar y con su sabio olfato inauguró la fragancia (CHANEL N°5) más vendida, actualmente, en el mundo.
Como supo resumir Marie-Claire en un artículo escrito en 1967 titulado “La contienda Chanel-Courreges”: “la moda destruye lo que acaba de adorar y adora lo que está a punto de destruir”. Sabia es esta frase para describir el ámbito al que pertenecía Coco pero no para apreciar su perdurable trayectoria en los vestidores de su mismo sexo.