viernes, 11 de septiembre de 2009

Oscuridad y talento

Algunas ostras son capaces de producir perlas. Esto sucede cuando los sedimentos que contienen se confabulan para devenir, con el tiempo, en una piedra preciosa. Semejante es la trama de vida que, Gabrielle “Coco” Chanel, asumió con sus creaciones para convertirse en el brillante más preciado de la moda histórica mundial.
Momentos oscuros en su vida son representados en retazos negros que combinados con episodios de triunfo en blanco le dan origen a las prendas que todo hombre admira en la silueta de una mujer.
“El lujo es una necesidad que empieza cuando acaba la necesidad”, solía enfatizar Coco recordando su turbulento pasado y reflejando su exitosa actualidad. Increíblemente su niñez en el orfanato, luego de haber fallecido su madre y ser abandonada por su padre alcohólico, le otorgó sabiduría y gusto de aquello que en ese momento soñaba hilvanar y su realidad se lo impedía.
El jersey posiblemente no solo sea una clase de tela más en la vida de la diseñadora. Sino un gran tramado que supo acompañarla durante sus inicios. Misterio será quién fue la musa inspiradora en Chanel, sin embargo lo innegable es que supo relacionar la realidad de la época fabricando prendas cómodas.
Cada puntada dada en los talleres cercanos a su departamento en París transmitía una idea, un sentimiento o un odio. Confidente de sus materiales y enemiga de sus ricas clientas, aquella mujer que le puso fin a los bolsos de mano diseñó carteras con cadenas para que sean fáciles de transportar y con su sabio olfato inauguró la fragancia (CHANEL N°5) más vendida, actualmente, en el mundo.
Como supo resumir Marie-Claire en un artículo escrito en 1967 titulado “La contienda Chanel-Courreges”: “la moda destruye lo que acaba de adorar y adora lo que está a punto de destruir”. Sabia es esta frase para describir el ámbito al que pertenecía Coco pero no para apreciar su perdurable trayectoria en los vestidores de su mismo sexo.

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